Para evitar confusiones, aclaro que la pregunta no es si puedo “cambiar DE pareja”, sino si “puedo cambiar a mi pareja”; en cuanto a comportamiento, forma de ser, de actuar, etc.
Hay una actitud muy frecuente en la etapa inicial de una relación, que consiste en pensar que lo que no me gusta de mi pareja con el tiempo conseguiré cambiarlo. Este pensamiento se produce en mayor medida entre las mujeres y puede resumirse en: “cuando nos casemos, ya lo cambiare”. La pregunta es precisamente esa, ¿es posible que yo cambie a mi pareja?
La respuesta es que no es posible tal y como se plantea la pregunta y que es el origen de algunas crisis matrimoniales. El cambio personal solamente lo puedo realizar en primera persona y para que se produzca, hace falta solo una cosa, o mejor dos: querer y poner los medios adecuados.
Es la voluntad la que permite y promueve el cambio personal; pero la voluntad solamente se mueve si existe un estimulo adecuado y proporcionado al esfuerzo que se requiera.
Un cambio de actitud personal siempre es posible, en cualquier aspecto de nuestra conducta o comportamiento; no podemos justificarnos en las conocidas frases de: “soy así”, “son cosas de mi carácter”, “tengo un temperamento que no puedo dominar” y otras parecidas.
Aunque sin entrar en la discusión de si se puede o no cambiar el carácter de las personas, si que puede asegurarse que las manifestaciones de ese carácter pueden cambiarse. Una persona impulsiva siempre será impulsiva, pero puede controlar sus impulsos con un entrenamiento adecuado y con una voluntad firme para realizar ese cambio; una persona insegura, siempre lo será, pero puede manifestarse como una persona capaz de afrontar nuevos retos en su vida.
Para los que queráis profundizar algo mas en estas ideas, os propongo el libro de Ugo Borghello “las crisis del amor”, en donde manifiesta con absoluta firmeza, que:
“Si quieres cambiar a tu cónyuge, cambia tu primero en algo”. Yo comparto esta afirmación, ¿y tu?.
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